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Etileno: la clave en la maduración

  • Irene Vallejo
  • 23 nov 2017
  • 2 Min. de lectura

¿Sabías que el orden en que almacenas las frutas y vegetales en tu cocina influye en qué tan rápido se deterioran?


Durante el proceso de maduración de los frutos se llevan a cabo una serie de cambios físicos y químicos, que se pueden dar poco a poco o de manera drástica e irregular. Esta diferencia, entre muchos otros factores, puede ser definida por la presencia de climaterio en el fruto.

¿Sabías que las frutas y vegetales son capaces de respirar?


Es debido a esto que se logra que algunos de ellos maduren incluso después de ser cosechados. A este tipo de frutos se les conoce como climatéricos, mientras que los no climatéricos son aquellos frutos que al ser cosechados no pueden madurar.

¿Por qué es importante esta clasificación?


Los frutos climatéricos producen mucho etileno, mientras que los frutos no climatéricos producen muy poco etileno; por lo tanto al almacenarlos juntos, la emisión de etileno del climatérico provocará que el no climatérico intente madurar pero, al no tener los nutrientes para hacerlo, terminará pudriéndose.


Es por esta razón que resulta importante considerar la producción de etileno y los patrones de respiración al almacenar frutas y vegetales. Únicamente los productos con características similares pueden almacenarse juntos para no alterar las características ni causar daños entre los mismos. ¿Qué significa esto? Significa que si colocas un alimento climatérico junto a uno no climatérico, la calidad de estos últimos va a verse afectada y perderás su frescura en un menor tiempo.

Por lo tanto, se recomienda no colocar los cítricos cerca de los bananos, ya que el banano que sigue madurando libera etileno, que acelera el deterioro de los cítricos.


Teniendo conocimiento de lo anterior, se recomienda almacenar aquellos frutos que maduren separados de los que no son capaces de madurar después de cosechados para lograr sacarle el máximo de provecho a ambos y mantener su frescura.


Fuentes


BARROS SANTOS, C. 2008. Los aditivos en la alimentación de los españoles y la legislación que regula su autorización y uso. Visión Libros, España.


CÁCERES, I; MULKAY, T; RODRÍGUEZ, J & PAUMIER, A. 2006. Conservación de productos hortofrutícolas. Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical.


CHACÓN, X; REYES, M; BALDIVIA, B. et al. 2013. Conservación de frutas y hortalizas frescas y mínimamente procesadas, con recubrimientos comestibles. Revista Científica de la Universidad Autónoma de Coahuila. 5 (9).


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HERNÁNDEZ, A.G. 2010. Tratado de nutrición: Composición y calidad nutritiva de los alimentos. 2 ed. Médica Panamericana, Argentina.

Herrera, C.H.; Bolaños, N.; Lutz, G. 2008. Química de alimentos: manual de laboratorio. UCR. San José, Costa Rica.


SANTAMARINA, M; ROSELLÓ, J & GARCÍA, F. 2004. Prácticas de biología y botánica. Editorial Universidad Politécnica de Valencia. España.



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